Una factura.

Se nos ha ocurrido que vamos a repasar conceptos aparentemente básicos porque nos ayudará a entender el protagonismo que van a adquirir a lo largo de los próximos 24 meses. Iremos profundizando de manera gradual pero empecemos por ¿Qué es una factura?

Conforme a la normativa legal en España, las compañías y profesionales están en la obligación de generar facturas por los servicios prestados y las ventas de productos realizadas, además de conservar una copia de dicha factura. Se distinguen dos categorías de facturas:

1. Factura simplificada: Se emite para importes totales de hasta 400€ (IVA incluido) o hasta 3.000€ (IVA incluido) en casos como ventas al por menor, servicios de ambulancias, servicios a domicilio, transporte de personas y equipajes, servicios de hostelería y restauración, salas de baile y discotecas, entre otros. También se puede utilizar para corregir facturas y aquellas autorizadas por el departamento de gestión tributaria.
2. Factura completa: Debe ser emitida en situaciones en las que no es posible generar una factura simplificada. A diferencia de la factura simplificada, la completa incluye información sobre el destinatario.

En el caso de devoluciones de productos, la práctica común es emitir una nueva factura con importes negativos correspondientes a la compra devuelta. Para corregir errores en una factura, se emite una factura rectificativa, aplicable cuando no se cumplen requisitos del reglamento de facturación (artículos 6 y 7) o cuando hay modificaciones en la base imponible según el artículo 80 de la ley 37/1992. La nueva factura rectificativa debe identificar claramente el tipo de corrección realizada.

La anulación de facturas se permite en casos excepcionales, generalmente cuando la operación no se ha llevado a cabo y la factura no ha sido entregada al cliente. Una vez anulada una factura, no es posible volver a utilizar el mismo número y serie.